Empezamos el día con mucha energía. Por fin nos vamos de Las Vegas y volvemos a la carretera y a la naturaleza. El plan del día es llegar a Page cruzando Zion National Park y por la tarde ver Horseshoe Bend.
Lo poco que vimos de esta zona nos encantó, y si hubiéramos tenido un par de días más de vacaciones, sin duda los habríamos dedicado a Zion National Park y a Bryce Canyon. Pero no pudo ser…
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Atravesando Zion National Park
A pesar de no tener tiempo para visitar Zion, por redes sociales nos recomendaron cruzarlo por la carretera escénica 9. Solo nos supondría media hora más de carretera y podríamos apreciar una pequeña parte de los paisajes que ofrece el parque. Fue una gran decisión.
Unas dos horas y media después de salir de Las Vegas dejamos la autopista y tomamos la carretera 9. El paisaje empieza a volverse de color rojizo y verde. A un cierto punto, la carretera también cambia de color. Resulta que está hecha de un asfalto especial que intenta imitar los tonos del paisaje para no desentonar.
Como íbamos muy bien de tiempo teníamos pensado hacer el Canyon Overlook Trail. Una pequeña caminata de 1,6km ida y vuelta que finaliza con unas vistas panorámicas del cañón. El aparcamiento no tiene ni 10 plazas y estaban todas ocupadas, no había ningún otro sitio donde poder pararnos y un Ranger nos indicó que siguiéramos… Así que nos quedamos con las ganas.
Algo más adelante pudimos parar en un apartadero y comer un bocadillo con lo que habíamos comprado en un Walmart al salir de Las Vegas.
Page y Horseshoe Bend
Después de un par de horas más llegamos a Page y hacemos el check in en nuestro hotel: Travelodge by Wyndham. Es un pequeño motel con piscina y desayuno, nada lujoso pero donde estuvimos muy agusto.
Tras descansar un rato salimos para conocer el Horseshoe Bend y ver allí el atardecer. El Horseshoe Bend es el meandro más famoso y fotografiado del Río Colorado. Un lugar enorme y sobrecogedor que nos sorprendió mucho.
A apenas 10 minutos de Page hay un parking asfaltado que cuesta 10$ por vehículo. Hasta hace bien poco era gratis, pero desde 2019 hay que pagar. Una vez dejamos el coche, hay que caminar aproximadamente 1 km hasta llegar al mirador. El camino no es difícil pero no hay ni una sombra y recomiendan llevar agua y una gorra, sobretodo si vais en las horas centrales del día.
Según te vas acercando empiezas a hacerte a la idea de la inmensidad del lugar cuando ves la enorme abertura en el suelo y a la gente del tamaño de hormigas. Todas las personas que conozco que han visitado Horseshoe Bend coinciden en una cosa: no esperaban que estuviera tan alto ni fuera tan grande.
Y es cierto que las fotos no le hacen justicia. Lo primero que experimentamos al asomarnos fue vértigo. Hay una pequeña parte vallada para los más aprehensivos pero la mayoría del precipicio no tiene ninguna barandilla. Nosotros fuimos cautos y nos quedamos en lugares seguros pero vimos auténticas irresponsabilidades a nuestro alrededor… Desde padres sentados con sus hijos con los pies colgando, hasta chicas haciéndose fotos con tacones de aguja en el mismísimo borde.
TIP. Las fotos que seguramente hayáis visto en internet están hechas con un objetivo gran angular. Como veis en nuestras fotos, con un objetivo normal no llegas a captar todo el río y el cañón. Pero hoy en día venden accesorios para la cámara del móvil, como éste, para que podáis hacer unas fotos espectaculares.
Encontramos un sitio con buenas vistas pero seguro, y nos sentamos a disfrutar del paisaje y del atardecer, pensando en lo afortunados que somos por haber podido contemplar esta maravilla de la naturaleza.
Volvimos al hotel hambrientos y decidimos cenar en el restaurante Big John’s Texas BBQ, recomendación de mi compi Cristina de @crslopezs. Es un sitio muy auténtico, tienen una terraza de mesas compartidas con un escenario donde tocan música country. Sirven carne cocinada a fuego lento en las barbacoas, que os aseguro que está deliciosa. La verdad es que fue el broche perfecto para una gran tarde.
Mañana nos esperaba Monument Valley…
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